Orientaciones básicas sobre trofología;
El individuo humano no es un ser omnívoro, es decir, no puede comer “de todo”, si bien en el género humano cabe mucha diversidad nutricional. La base de una dieta no la marcan en sí los alimentos, sino la capacidad digestiva y metabólica de cada cual, por lo que los criterios de nutrición en base a las calorías de los diferentes alimentos, están fuera de sentido. El criterio de que debemos “comer de todo” moderadamente, está fundamentado en la incapacidad general de conocer las necesidades y posibilidades de cada individuo.
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Las personas con digestiones rápidas
Son tendentes a no masticar, sino a tragar rápidamente, por lo que suelen tener un estómago apto para la digestión de las proteínas. Son alimentos proteínicos los frutos secos (almendras, etc.), carnes, pescados, huevos y leguminosas. También lo son, y en gran medida, los quesos, pero al ser éstos alimentos generadores de gran variedad de problemas orgánicos, los excluyo de la relación. Estas personas deben evitar los alimentos farináceos (harinas, pastas, etc.), siéndoles muy recomendable las legumbres y las féculas, con diversidad de verduras.
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Las personas de digestión lenta o tardía
Tienden a necesitar masticar bastante, deben evitar el consumo de alimentos de importante contenido proteínico. Su nutrición deben basarla en leguminosas y cereales, con diversidad de verduras. Nunca deberán hacer uso de los quesos. Deben evitar las féculas, y la zanahoria cruda.
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Las verduras de color (y las leguminosas)
Suelen ser muy ricas en alimentos alcalinos, necesarios para la serenidad mental y nerviosa, para la oportuna elasticidad y actividad muscular, y para la actividad de las glándulas generativas. La excepción la tienen las berenjenas y los tomates.
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Las frutas
Tienden a generar en el organismo humano un estímulo a la dinámica y al metabolismo en general. Idóneas para estimular a la acción, pero deben evitarlas las personas propensas a la tensión nerviosa, especialmente las frutas cítricas y las de sabor ácido (también la sandía y las brevas)
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El azúcar
Es estimulante del optimismo, de la actividad física y de la extroversión. Su fama negativa en el peso corporal es por que la contienen los pasteles (dulces), pero no es ella quien da ese problema, sino la grasa y la sal que contienen; mas por sí sola colabora con el adelgazamiento. Favorecedora del sistema linfático (ganglios), sobre los que actúa negativamente la sacarina.
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La sal
Estimulante de la función gástrica, de la asimilación intestinal y de la actividad del corazón. Disminuye la extroversión y la tendencia a la actividad física. Deprime la actividad respiratoria y la hepática (responsable esta última del metabolismo graso y de los estados anímicos). Deben contenerla las comidas que vayan a sufrir hervor, pero evitarse en los modos de alimentos “saladitos”. Los estómagos propensos a úlceras deben evitarla, así como los afectados de alergias respiratorias y dérmicas. Alimenta lo emocional y la sensibilidad emotiva.
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Vinagres
Estimulan la actividad nerviosa, pero son grandes descalcificadores orgánicos y de los demás elementos nutricionales alcalinos. Nefastos, pues, para los problemas de tensiones musculares, nerviosas y cerebrales, ya que aumentan la posibilidad de contracturas y estados temperamentales. Cercanos al vinagre están los zumos de limón, piña y pomelo, siguiéndolos de cerca los de naranja. Son los generadores de la sensibilidad a los dolores reumáticos y artríticos.
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Frituras
Han de considerárseles los alimentos típicos de la depresión y de los trastornos vesiculares, por el efecto tan negativo que sobre el hígado y vesícula ejercen los aceites pasados por la sartén o análogos.
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Picantes
Además de las especies picantes tradicionales, están incluidos en este grupo los alimentos ricos en azufre, tales como el ajo y las cebollas en crudo. No favorecen la digestión estomacal ni la función hepática ni la pancreática. Son elementos generadores de tensión interna. Pertenecen a este grupo las bebidas alcohólicas. Los caldos de cebolla hervida o de puerros hervidos, son muy recomendables para estimular la función respiratoria y la renal.
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Agua
Más que la necesidad de tomar mucha agua al día, está la conveniencia de procurar orinar con una frecuencia de dos horas o poco más. Mucha agua nos mantendrá serenos, pero también más dispersos cuando precisemos de concentración física o mental.
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Desayunos
Son oportunos para ellos la leche de vaca o la bebida de soja, con algún cereal con mantequilla y/o mermelada. O bien fruta del tiempo y yogurt, separadas o en macedonia.
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Almuerzos
Debe contener la comida proteínica del día, debiendo ser frecuente la leguminosa (garbanzos, lentejas, soja, guisantes, etc.). Ojo en las ensaladas al uso de la sal, el vinagre o el limón y la cebolla cruda. Ojo a la sal y/o vinagre de las aceitunas. Debe evitarse la fruta y hacer sólo uso de verduras y hortalizas, junto con lo indicado anteriormente. Los alimentos preparados al vapor o al horno mantienen muy en ellos su valor nutricional mineral, y con ello su sabor, precisando de menor aporte de sal que los hervidos.
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Cenas
Las ideales son las a base de verduras (al vapor, al horno o hervidas), bien tal cuales o en forma de cremas (molidas con el caldo suficiente para ellas). Pueden contener algún cereal o alguna fécula. Su valor mineral alcalino nos posibilita mayor descanso y serenidad nocturna, al contrario de si tomáramos fruta ácida. En el caso de desear fruta por la noche, podría ser en el modo de batido con leche (alcalina y sedante), pero evitando la ácida. De desear algo encima de la verdura, podría ser alguna infusión digestiva o un yogurt endulzado.
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Los aceites y grasas
Al igual que el tabaco, embotan nuestros sentidos y restan capacidad de conciencia en las funciones de nuestro cerebro.
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El momento de irnos a acostar (ya separado de la cena)
Es el oportuno para infusiones de tipo hepático (boldo o manzanilla), que ayudan al descanso y al proceso circulatorio.
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Por último, no olvidemos la respiración
Una respiración amplia a través de las vías nasales, es lo que nos posibilita el control de las emocionales y el estrés, así como potenciar el Sistema Linfático.