La vitamina C Orgánica nos ayuda a reducir el estrés. Lo hace porque controla el nivel de cortisol en sangre y facilita la producción de serotonina y el GABA (ácido gamma-aminobutírico) es un neurotransmisor ampliamente distribuido en las neuronas del córtex cerebral.
Según nos señalan diversos estudios, la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés y mejora, incluso, los procesos cognitivos. Lo logra en primer lugar, reduciendo el nivel de cortisol en sangre. Asimismo, actúa también sobre el sistema nervioso, ya que favorece la formación de mielina en las neuronas. De este modo, mejora la comunicación de las células y optimiza con ello procesos como la memoria.
Refranes tan clásicos como »la naranja, el limón y la granada antes que nada», nos dan un ejemplo de la valoración que han tenido estos alimentos en nuestra cultura. Así, en el pasado, y para hacer frente a esas duras travesías en barco que llevaban a cabo nuestros marinos, entre la carga básica siempre había cítricos para prevenir el escorbuto.
Ahora bien, en nuestro día a día casi siempre relacionamos la vitamina C como ese elemento clave para prevenir gripes y resfriados. No obstante, cabe señalar que este tipo de nutriente, por sí mismo no salva, ni cura ni evita dolencias. Nos ayuda eso sí, a prevenir, a fortalecer las defensas y a favorecer una serie de procesos básicos que pueden mediar en nuestro bienestar.
Es un nutriente esencial y como tal, debe estar en nuestra dieta. Sin embargo, es interesante saber también que la vitamina C nos ayuda a tener un cerebro más sano. Veamos los datos que sostienen esta idea.
Mecanismos por los cuales la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés
Un estudio de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón fue la puerta al mundo de un interesante descubrimiento. Se pudo ver que, cuando una persona tiene un déficit de vitamina C, los receptores tipo GABA dejan de funcionar de manera adecuada. Pensemos que el ácido gamma-aminobutírico tiene funciones muy importantes dentro del sistema nervioso central:
- Un nivel bajo de este neurotransmisor se asocia a trastornos de ansiedad, insomnio o depresión.
- En cambio, disponer de una cantidad elevada de GABA favorece procesos como la relajación, la concentración, la memoria, la reducción de la sensación de miedo o alarma, etc.
El doctor Henrique von Gersdorff científico y coautor del estudio, señala que es probable que la vitamina C tenga una función más importante de lo que creíamos en nuestro cerebro.
De hecho, se sabe también que favorece la síntesis de varios neurotransmisores, y que su presencia es fundamental para convertir la dopamina en serotonina y que además, modula la liberación de neurotransmisores en las células nerviosas.
El cerebro necesita vitamina C
La vitamina C nos ayuda a reducir el estrés porque actúa básicamente, como un neuromodulador. Así, y aunque a menudo se nos comente aquello de que debemos elevar el consumo de fruta y verdura fresca para disponer de ese nutriente esencial, es interesante recordar un curioso aspecto. La parte de nuestro cuerpo que más parece necesitar vitamina C es el cerebro. De hecho, se ha podido comprobar que cuando el cuerpo humano está privado de vitamina C, este elemento permanece en el cerebro durante más tiempo que en cualquier otro lugar de nuestro organismo.
La ciencia aún no comprende en cuántos procesos y mecanismos puede mediar. Sin embargo, hay uno que sí se conoce y que se ha podido demostrar: la vitamina C reduce el nivel de cortisol en sangre.
- Estudios como el llevado a cabo por los doctores Oliveira J, de Souza VV y Motta V en el 2015, demostraron que la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, al regular la producción de esta hormona (cortisol).
- Además, en este estudio se pudo ver cómo un grupo de estudiantes de secundaria puntuaron mejor en tareas de memoria y concentración, tras unos meses aumentando su consumo de vitamina C
- La vitamina C, además, es fundamental para la síntesis del colágeno. Gracias a este elemento no solo se cuida de la salud y resistencia de los dientes o los huesos. Además, mejoramos la integridad y resistencia de los vasos sanguíneos, algo esencial para optimizar nuestros procesos cognitivos.
Para concluir este apartado, sabemos ya que la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés. No obstante, no olvidemos también mejorar nuestros hábitos de vida. Evitar el tabaco, realizar algún deporte e integrar día a día adecuadas técnicas de relajación y gestión de la ansiedad y el estrés nos servirá también de ayuda.
¿Cómo podemos cuidar de nuestros niveles de vitamina C?
Por curioso que nos parezca, y tal como nos indican los especialistas, es muy común tener un nivel insuficiente de vitamina C. Siempre pensamos aquello de que sin este elemento esencial, seremos más proclives a sufrir condiciones como resfriados o mala cicatrización de las heridas.
Sin embargo, tal y como hemos señalado, el órgano que más parece necesitar vitamina C es el cerebro. Sin ella nos notaremos más agotados. Tendremos problemas de concentración, además de una mayor sensación de estrés. Asimismo, también debemos recordar que necesitamos del ácido ascórbico (vitamina C) para mejorar la absorción del hierro.
Veamos por tanto qué debemos hacer para mejorar sus niveles.
Las necesidades diarias de vitamina C son de 95mg para mujeres y 110mg para hombres, según la EFSA , y un poco más altas para embarazadas y lactantes. También los fumadores deberían aumentar la ingesta de esta vitamina, o, mucho mejor, dejar de fumar.
En lugar de recurrir a los clásicos complementos, siempre es mejor seguir una dieta adecuada rica en los siguientes alimentos:
- Kiwi
- Naranjas y limones
- Mangos
- Granadas
- Grosella
- Guayabas
- Brócolis
- Pimientos rojos
- Fresas…
Aún no se sabe con certeza si los adultos mayores tienen grandes requerimientos de vitamina C, sin embargo, se ha encontrado que algunas poblaciones mayores tienen ingestas de vitamina C considerablemente por debajo de la Ingesta Diaria Recomendada de 90 mg/día para mujeres y hombres, respectivamente. Una ingesta de vitamina C de al menos 400 mg al día puede ser particularmente importante para los adultos mayores que tienen un mayor riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la edad. Aún no se han realizado estudios farmacocinéticos en adultos mayores, pero hay cierta evidencia que sugiere que la eficiencia de uno de los mecanismos moleculares para la captación celular de vitamina C disminuye con la edad. Debido a que maximizar las concentraciones de la vitamina C en la sangre puede ser importante para proteger contra el daño oxidativo a las células y las moléculas biológicas, una ingesta de vitamina C de al menos 400 mg al día podría beneficiar a los adultos mayores que tienen un mayor riesgo de enfermedades crónicas causadas, en parte, por el daño oxidativo, tales como la enfermedad del corazón, accidente cerebrovascular, ciertos tipos de cáncer, y la catarata.
La complementación a la dieta diaria seria de mucho interés para este grupo de personas, pero ojo, no se trata de consumir ácido ascórbico sintético como complemento alimenticio, sino de consumirlo biológico como puede ser del complemento ROSACEROL vitamina C orgánico procedente de los frutos de la Acerola, Camu camu y Rosa canina o escaramujo. Dos cápsulas contienen 420 mg, una concentración excelente de vitamina C natural.