Una Terapia Natural, Sencilla y Eficaz;
La comunidad de la ciudad de Oldenburg (Alemania) a finales del siglo XIX, estaba muy contenta y agradecida con los servicios para la salud que lesotorgaba el Dr. Schüssler, un médico de familia de la época que practicaba
homeopatía y naturopatía, pero sobre todo ejercía una técnica terapéutica sencilla, la “Bioquímica” (nombre dado por él mismo para su descubrimiento terapéutico), investigada, estudiada, practicada y al principio, elaborada por él mismo y después debida a su efectividad por boticarios de la ciudad.
El Dr. Wilhelm Heinrich Schüssler nació en la localidad de Zwischenahn (población perteneciente al Gran Ducado de Oldenburg) el día 21 de Agosto de 1821. Inicialmente estudió lenguas extranjeras, trabajando posteriormente como traductor e impartiendo clases de idiomas. Empezó sus estudios de medicina en el año 1852 en la Universidad de París. Comenzó su carrera un poco tarde, con más vocación que otra cosa, pues era un muy regular estudiante, ya que tardó mucho en conseguir su Bachillerato. Estudió medicina en las Universidades de Paris, Berlín Giessen y Praga, obteniendo el Doctorado de Medicina en el año 1857. Posteriormente realizó cursos de especialización en la Universidad de Praga. Después de practicar la medicina en varias poblaciones se interesó por la homeopatía, debido a su búsqueda por tratamientos mas suaves y naturales. En 1860 se afinca definitivamente en la ciudad de Oldenburg, donde comenzó a practicar la homeopatía, técnica descubierta en el siglo pasado por el Dr. Samuel Hahnemann, y que el propio Schüssler contribuyó a su difusión y divulgación a través de pequeños artículos en revistas de la época. El Dr. Schüssler era una persona extrovertida y extravagante, avanzada para su época. Vestía con calcetines de distinto color, chaqueta de color, corbata y bufanda de color diferente (rojo o amarillo etc.). Siempre iba andando con su paraguas al hombro. Como médico era inquieto, buscando siempre las causas que producían los males. Atendía a sus pacientes donde fuese sin pudor, como un autentico médico familiar ayudando a muchos enfermos y adquiriendo un gran renombre en dicha ciudad, traspasando sus fronteras. En su práctica diaria y no dejando de buscar nuevas técnicas aplicadas en el campo de la salud, sobre todo más sencillas (la homeopatía de la época contenía unos 1.500 remedios), e influenciado por publicaciones de la época sobre fisiología (Moleschott) y de patología celular (Virchow), comienza a creer que en la base de vida, que son las sales inorgánicas, pudiera estar la solución más sencilla al tratamiento personalizado. De hecho, el Dr. Schüssler, estudioso de la homeopatía, comprobó en diversas publicaciones de Hahnemann y otros homeópatas de su época cómo estos descubrieron la utilidad de las sales inorgánicas para la recuperación de la salud. Sin embargo, este conocimiento no lo llegaron a precisar completamente. En 1870 y a través de una publicación de un fisiólogo holandés contemporáneo suyo, el Profesor Jacob Moleschott (1822-1893) y publicada en 1852 con el título de “El Ciclo de la Vida”, donde una frase que contenía le causó una gran impresión, encendiéndose una luz en su mente inquieta e investigadora, poniéndose rápidamente a estudiar e investigar lo que dicho profesor holandés decía:
<< “La estructura y la capacidad vital de los órganos y tejidos están determinadas por las cantidades necesarias de elementos inorgánicos”>>.
Una Terapia Natural, Sencilla y Eficaz también, y a través de otro contemporáneo y paisano suyo, el Dr. Rudolf Virchow (1821-1902), experto patólogo y antropólogo, Catedrático en Patología Celular por la Universidad de Berlín, que como científico-sabio se le debe la fundación y existencia de la moderna patología celular, el profesor Dr. Virchow descubrió la fisiología celular al demostrar que los seres vivos estaban formados por infinidad de pequeñas unidades, las células. Cada una de las ellas estaba constituida por tres clases diferentes de sustancias: agua, sustancias orgánicas y sustancias inorgánicas. Virchow consideró que la cantidad, la cualidad, el equilibrio y la relación entre todos los componentes celulares son decisivos para el normal funcionamiento de las células. Para el profesor Virchow la enfermedad se origina en la célula, según él lo esencial de la enfermedad es la célula patológicamente alterada y ésta produce una vulneración de las mas próximas, consiguiendo con ello dañar en cascada tal número de células como para producir una disfunción orgánica, tisular o glandular, lo suficientemente importante como para exteriorizarse mediante una semiología, produciendo una lesión o enfermedad, o una defensa orgánica del sujeto. Virchow llegó a decir:
<<“El origen, la esencia misma de la enfermedad, es la patología de la célula”>>.
Como dato curioso de la vida del Dr. Virchow, llegó a ser un excelente político, siendo diputado electo al Reichstag Alemán y llegando a ser enemigo político de Bismarck. Debido a su visión política, concibe al organismo como una perfecta república celular, también llegó a ser Consejero Municipal de la ciudad de Berlín, donde trabajó eficazmente en la trasformación material de la ciudad. El Dr. Schüssler, en su tarea de investigación, desarrolló áreas diferenciales siempre influido por los anteriores profesores Moleschott y Virchow, deslumbrado por los nuevos descubrimientos de la fisiología y la patología celular. W. H. Schüssler siempre tuvo un gran interés en la Ley del Mínimo, que establece que la pérdida de la salud es debida a la falta de ciertos elementos minerales en las células. Estas insuficiencias solamente podían ser observadas en las cenizas de los cuerpos, por lo que analizó las cenizas de un gran número de personas que habían sido cremadas y descubrió que en todos los seres humanos siempre hay ausencia o deficiencia de dos sales bioquímicas, por lo menos. Como resultado de sus investigaciones, llegó a la conclusión de que si los tejidos no reciben de la sangre la cantidad adecuada de cada una de las 12 sales bioquímicas estudiadas, se altera el movimiento molecular de las sales en los tejidos y consecuentemente se desequilibra el funcionamiento de las células y su metabolismo, lo que participa en gran medida en los fenómenos conocidos como enfermedades. Las sales inorgánicas están presentes en todos los alimentos en diferentes proporciones, llegan a nuestra sangre a través del proceso de absorción intestinal (solo se asimila el 25% de sales minerales en un individuo con intestino sano), donde colaboran en el proceso de la vida y, por la ley de la afinidad química mantienen la forma y la actividad de las funciones orgánicas. Cuando se produce una deficiencia por un mal funcionamiento del sistema digestivo o una mala asimilación de los nutrientes, comienzan las disfunciones tisulares creando trastornos en el organismo. Por ello entendemos desde ésta sociedad bioquímica que la enfermedad no es una entidad en sí misma, sino simplemente una deficiencia de alguno de los constituyentes inorgánicos que son base de vida. Si después de conocer, que la enfermedad es un estado provocado por la falta ó déficit de algunos elementos inorgánicos de la sangre, llegaremos a comprender visiblemente que el mejor método de curación consiste en proporcionar a la sangre aquello que le falta. El Dr. Schüssler dijo; “en el tratamiento de una enfermedad, el uso de cualquier cosa que no sea constituyente de la sangre y de los tejidos corporales, es innecesario e inútil.” El Consejo Magíster de Sesbi corrobora esta frase así como también las afirmaciones de famoso químico doctor Charles W. Littlefield, quién enunció en su libro (Hombre, Minerales y Master- 1995); “las doce sales minerales son, sin lugar a dudas, la base de los órganos y tejidos del cuerpo y son esenciales para conservar la integridad de su estructura y su funcionamiento.” El Dr. Littlefield ha hecho varios experimentos y todos han demostrado que los tejidos celulares se desintegrarían rápidamente si se produjera una ausencia de la correcta proporción de estas sales en la sangre, mientras que el mantenimiento de éste equilibrio asegura un crecimiento sano y la continua renovación. Por consiguiente, estas sales minerales son la base física de toda curación. Independientemente del método empleado, si estas sales no están presentes en la sangre y los tejidos, es imposible conseguir una sanación permanente, <<la sangre es la vida>> y, ésta sin todos sus componentes, es imposible gozar de buena salud. El Dr. Schüssler fue madurando su nuevo método terapéutico a través de estudios empíricos y constataciones científicas de la época, viendo como su técnica con las sales inorgánicas a la cual llamó “Bioquímica Práctica” ó “Terapia Abreviada”, se convertía en una técnica a aplicar exenta de riesgo y adaptada a las necesidades de cada persona, donde daba soluciones a un amplio sin número de casos, consiguiendo una técnica terapéutica funcional sencilla y eficaz, por la que llegó a apartarse progresiva y definitivamente de su relación con la propia homeopatía. La teoría del Dr. Schussler, consiste en compensar un déficit de sustancias inorgánicas que provocan la enfermedad. Se administra en pequeñas dosis infinitesimales estimulando la célula para aumentar su capacidad de absorción de las sales inorgánicas contenidas en los alimentos. En 1874 aporta a la comunidad las primeras publicaciones de su método terapéutico bioquímico. Comienza la difusión y la divulgación de la Terapia Funcional con Sales Bioquímicas “Biosales”. Wilhelm Heinrich Schüssler murió en la ciudad de Oldenburg el 30 de Marzo de 1898 a consecuencia de un ataque de apoplejía.
Schüssler dejó una frase lapidaria:
“En la sencillez está la marca de la verdad”