Entiende cómo los procesos diarios generan estrés oxidativo y qué puedes hacer para neutralizarlo eficazmente
Vivimos rodeados de oxígeno, indispensable para la vida. Pero ese mismo oxígeno, al ser utilizado por nuestras células para producir energía, deja un “residuo”: los radicales libres.
Aunque forman parte de procesos normales, cuando su producción supera la capacidad de defensa del organismo, generan lo que se conoce como estrés oxidativo. Un fenómeno silencioso que está detrás del envejecimiento celular prematuro y de múltiples desequilibrios de salud.
1. ¿Qué son los radicales libres?
Los radicales libres son moléculas inestables con un electrón desapareado. Para estabilizarse, buscan “robar” electrones de otras estructuras, dañando el ADN, las proteínas y los lípidos de las membranas celulares.
Se producen de forma natural en:
- La respiración celular (producción de energía en las mitocondrias).
- Procesos inmunitarios, como defensa frente a virus y bacterias.
Pero también se incrementan por factores externos: contaminación, tabaco, radiación UV, estrés crónico o dietas ricas en ultraprocesados.
2. Estrés oxidativo: cuando la balanza se rompe
El problema no es la existencia de radicales libres, sino su exceso.
Cuando la producción supera la capacidad antioxidante del organismo, aparece el estrés oxidativo, una situación que:
- Daña las células y acelera el envejecimiento.
- Afecta a la elasticidad de la piel y a la salud cardiovascular.
- Deteriora la función mitocondrial, reduciendo la energía.
- Se relaciona con procesos neurodegenerativos y metabólicos.
3. Antioxidantes: la defensa natural de tu organismo
Los antioxidantes son compuestos que donan electrones a los radicales libres, neutralizándolos sin desestabilizarse ellos mismos. Existen de dos tipos:
- Endógenos (fabricados por el cuerpo): glutatión, superóxido dismutasa, coenzima Q10.
- Exógenos (aportados por la dieta o suplementos): vitaminas C y E, polifenoles, carotenoides, minerales como el selenio o el zinc.
La clave está en mantener el equilibrio: reforzar las defensas antioxidantes con una alimentación adecuada y hábitos saludables.
4. Consejos prácticos para combatir el estrés oxidativo
- Alimenta tus defensas
- Incorpora frutas y verduras frescas (ricas en polifenoles y vitamina C).
- Añade frutos secos y semillas (vitamina E, selenio, zinc).
- Consume pescado azul y aceite de oliva virgen extra (omega-3 antioxidante).
- Suplementación inteligente
Complementos con antioxidantes biodisponibles (como coenzima Q10, extractos vegetales o sales bioquímicas de Schüssler) potencian la protección celular. - Gestiona el estrés y el descanso
El estrés crónico y la falta de sueño aumentan la producción de radicales libres. La meditación, el ejercicio moderado y un sueño reparador ayudan a equilibrar el organismo. - Evita excesos tóxicos
Reducir tabaco, alcohol, ultraprocesados y exposición prolongada al sol sin protección disminuye la carga oxidativa.
Los radicales libres no son tus enemigos: forman parte de la vida. El verdadero problema surge cuando su exceso rompe el equilibrio, acelerando el envejecimiento y debilitando tu salud.
La buena noticia es que puedes tomar el control. Una alimentación rica en antioxidantes, junto con suplementos formulados con rigor científico —como los que desarrollamos en TrofoDiet—, permiten mantener ese balance y proteger tus células desde adentro.






